GRAN FESTIVAL










SRI GAURA PURNIMA
LA DIVINA APARICIÓN DE SRI CAITANYA MAHAPRABHU
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El divino Señor Dorado Sri Caitanya Mahaprabhu hizo Su muy magnánima aparición


Ocurría un eclipse total de luna, a las seis de la tarde del 18 de febrero de 1486, cuando el divino Señor Dorado Sri Caitanya Mahaprabhu hizo Su muy magnánima aparición en Sri Navadvipa dhama, en Bengala Occidental. Como es costumbre en la ocasión de un eclipse total, miles de personas se congregaron en las riberas del sagrado río Ganges para darse un baño ritual. Las multitudes cantaban continuamente en alta voz los santos nombres de Hari y Krsna, los cuales vibraron resonantes en los cielos.

El magnánimo Señor Sri Caitanya Mahaprabu hizo Su auspicioso advenimiento en medio del potente canto de estos santos nombres, dejando entrever así la razón de Su divino descenso. Su padre era un renombrado devoto y jefe de familia llamado Sri Jagannatha Misra, y Su madre Saci devi era la consagrada hija de Nilambara Cakravarti, un famoso erudito y astrólogo de aquellos días. Aproximadamente trece meses antes del nacimiento del niño, Su padre Jagannatha Misra sintió que una luz divina entraba en su corazón y luego se infiltraba en el corazón de su esposa Saci devi Poco después de Su nacimiento, las damas de la vecindad otorgaron al bello niño el nombre de Gauranga debido al hermoso matiz de Su tez semejante al del oro fundido. También se le llamó Nimai, porque nació debajo de un árbol de Nim, el cual aleja al dios de la muerte y disipa otras influencias malignas debido al amargo sabor de sus hojas.




Nimai y la serpiente
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Cuando apenas contaba con tres años de edad, Nimai recorría toda la vecindad sin restricción alguna. Una vez Sus padres le vieron sentado en el enorme lecho de una serpiente enroscada, la cual no era otra que Ananta deva, quien sirve a Maha Visnu mientras éste yace en el Océano Causal. Naturalmente, Sus padres gritaron alarmados temiendo por el bienestar de su hijo y la serpiente huyó de allí con gran prisa. Sin embargo, para felicidad de Sus padres y de todos los habitantes de Navadvipa, la serpiente sagrada dejó a Nimai sano y salvo. Para sorpresa de todos, Nimai aprendió el alfabeto Bengalí en un sólo día, dominándolo al instante. Pronto comenzó a escribir y a cantar los diferentes nombres de Krsna.







Dos ladrones se sintieron atraídos


En una oportunidad, mientras iba de casa en casa por el vecindario, dos ladrones se sintieron atraídos por las refulgentes joyas que adornaban a Nimai y decidieron secuestrarle.


Ellos le atrajeron con dulces palabras y Él accedió a subirse sobre sus hombros.


Enseguida los ladrones corrieron rápidamente hacia su casa, llevando consigo al pequeño Nimai. Pero entonces sucedió algo sumamente asombroso, perdieron el camino y después de andar en círculos durante algún tiempo llegaron de nuevo ante la casa de Nimai.


Se dieron cuenta de que esa no era su casa y se aturdieron tanto que no sabían dónde estaban. Atemorizados, bajaron al niño allí mismo.


Nimai corrió de inmediato hacia Sus padres, quienes ansiosos le esperaban con los brazos abiertos.


La inusitada y prolongada ausencia del niño les había causado gran perturbación.


Aprovechando el feliz reencuentro, los ladrones huyeron para que no los atraparan.


Cuando los vecinos escucharon acerca de este encantador pasatiempo de Nimai, se alborozaron profundamente y le colmaron de bendiciones.







Las huellas de los pies de Visnu

Cierto día, el padre de Nimai pidió a su pequeño hijo que fuese a buscar un libro en el interior de la casa.


Cuando entró en ella, Sus padres escucharon un tintineo de ajorcas en los pies de su niño, pero en ese momento Él no estaba adornado con campanillas.


Cuando el niño salió a jugar, Jagannatha Misra y Saci devi entraron en la habitación y se sorprendieron grandemente al ver las huellas de los pies de Visnu en el piso donde Nimai había estado, y se regocijaron sobremanera.


Ellos pensaron que el tintineo que habían escuchado y las huellas que vieron eran de Bala Gopala, la Deidad de su hogar, quien las había dejado allí para bendecirles; pero en realidad eran las de su propio hijo Nimai.







Su forma de Bala Gopala con ocho brazos


En una particular ocasión, un Brahmana visitante se hospedó en la casa de Jagannatha Misra. El Brahmana cocinó alimentos para Bala Gopala, la Deidad del hogar, y se sentó para ofrecerlos en meditación.


De repente, el bello Nimai apareció, comió un poco y luego escapó por temor a la reacción de Su padre.


El Brahmana se entristeció.


Jagannatha Misra le pidió que cocinara por segunda vez y el Brahmana aceptó con renuencia.


Mientras tanto, se mantuvo a Nimai bajo estricta supervisión, pero para gran sorpresa de todos, el incidente se repitió.


Nimai se presentó de nuevo y se comió la ofrenda destinada a la Deidad.


Ahora fue Visvarupa, el hermano mayor de Nimai, quien persuadió al enojado y frustrado Brahmana para que cocinara por tercera vez.


Se confinó al pequeño Nimai en la casa del vecino y las puertas fueron cerradas por fuera.


El Brahmana cocinó otra vez y a la medianoche se sentó en meditación para ofrecer los alimentos cantando diferentes Mantras.


De súbito, Nimai apareció una vez más y comenzó a comer. El Brahmana se sintió sumamente confundido y enojado. Sin embargo, Nimai le dijo sonriente: “¡Oh Brahmana! Tú siempre me llamas cantando Mi nombre en el Mantra, pero aun así, cuando llego y tomo mis alimentos originas una gran conmoción”.


Por Su dulce magnanimidad, en ese momento Nimai le reveló al Brahmana Su forma de Bala Gopala con ocho brazos. También le expresó las razones de Su aparición en este mundo y le advirtió que no le dijera a nadie acerca de Su divinidad.


El Brahmana visitante se sintió extraordinariamente feliz y después de este incidente se convirtió en un residente permanente de Navadvipa dhama.


Él solía visitar a menudo la casa de Nimai para ofrecerle sus humildes reverencias.






Jagannatha Misra tuvo un sueño

Algún tiempo después, Su padre Jagannatha Misra tuvo en sueños un vislumbre del futuro de su hijo. Nimai vestía los brillantes hábitos de un Sannyasi, un monje devoto. Su hermosa y rizada cabellera había sido rasurada y se dirigía hacia Puri mientras millones de personas le seguían danzando llenos de gozo y cantando bienaventuradamente los santos nombres de Ksrna.







El Gran Maestro recuerda a madhavendra púri


Al ver a Gopinatha el Gran Maestro Sri Caitanya Mahaprabhu recordó a Madhavendra Puri, el preceptor de su maestro espiritual, quien estaba profundamente relacionado con los pasatiempos de Gopinatha. El insondable gozo extático de Sri Caitanya se intensificó al recordar el verso favorito del ilustre Sri Madhavendra Puri: “¡Oh misericordioso señor de los pobres y los desesperados! ¡Oh señor de mathura! ¿Cuándo volveré a verte? ¡Mi afligido corazón arde y estoy muy impaciente por reunirme contigo! ¡Oh mi señor! ¿Qué debo hacer?” Cuando contemplo la deidad de Gopinatha, el Gran Maestro Sri Caitanya cayó en éxtasis, subyugado por el sentimiento de amor que Sri Radha experimenta en la separación de krsna al ver los síntomas extáticos exhibidos por el gran maestro, nityananda Prabhu rápidamente lo sostuvo entre sus brazos, impidiendo así que se lesionara cuando cayera al suelo. La voz de Sri Caitanya se ahogó por una profunda emoción, y lágrimas como torrentes, bañaron sus mejillas. Temblaba, transpiraba y permanecía inmóvil en el suelo. En medio de su éxtasis, expresaba aflicción, exaltación y humildad extremas. Sri Caitanya permaneció ahí una noche, ávido por recibir los remanentes de amrta-keli, la leche condesada dulce que se le ofrecía a Sri Gopinatha. También estaba ansioso por narrar a sus compañeros el pasatiempo sumamente fascinante de Sri Gopinatha con Sri Madhavendra Puri, el maestro de su preceptor espiritual.